domingo, 5 de febrero de 2012

El diagnóstico

En primer lugar, quiero dejar claro que, a diferencia de otras entradas en este blog, lo que escribo esta vez es pura opinión. Fundada, puede ser, pero hasta cierto punto debatible.
El caso es que hace un tiempo me encontré, creo que por accidente, metido en un debate sobre el "diagnóstico". 
Se debatía en torno a lo malo que es diagnosticar, y lo bueno que puede ser para tratar entre "profesionales" con esos diagnósticos, es decir para hablar de los pacientes.
Obviamente, nadie defendía, a estas alturas de la película las "bondades" de etiquetar a nadie por el mero hecho de hacerlo. O sea, que decirle a alguien "lo que pasa es que eres ciclotímico" no ayuda, al menos es lo que salía en el debate como una especie de consenso.
Claro, entre colegas, se dice "tengo un paciente que es ciclotímico", o "estoy llevando a dos esquizotípicos". Y yo me planteo: ¿Cuál es la diferencia entre decirlo y no decirlo? ¿Sólo que el paciente no se autoetiqueta? Con un poco de cabeza y una conexión a internet a lo mejor se puede colgar la etiqueta de forma bastante acertada, y más si tiene acceso a algún tipo de informe.
También se decía que si algún paciente va a consulta con "crisis de angustia", ponerle ese nombre tranquiliza, ya que sabe que no se va a morir cuando le de otro ataque, ni se va a "volver loco". ¿Qué diferencia hay entre decirle "tienes agorafobia" y explicarle cómo funciona fisiológicamente la ansiedad cuando se desata?
Dicho esto, paso a expresar mi opinión respecto a este tema:
Un diagnóstico es fundamental. Un buen diagnóstico. Esto no quiere decir que haya que etiquetar a nadie. Es más, la etiquetación en los diferentes "cajones" que ofrecen las clasificaciones de los manuales, tanto DSM como CIE, es exactamente lo contrario, en salud mental, a lo que significa la palabra "diagnóstico".
Diagnóstico: de la raíz griega δια- (a través) y la palabra γνῶσις (conocimiento). Conocer a través. A través de los síntomas. Es decir, que el diagnóstico debe suponer una ruptura de ese razonamiento circular al que conducen las clasificaciones ("Está usted deprimido porque está triste. Está triste porque está deprimido"). El diagnóstico supone explorar el por qué se dan las cosas. La etiología. La dichosa etiología, si es que se puede hablar de "enfermedad" en lo mental. La etiología, el origen del síntoma.
Y sí, es fundamental que la persona sea capaz de conocer su diagnóstico. Saber el por qué. Lo que pasa es que si el "profesional" tampoco sabe lo que tiene entre manos, va a ser contraproducente que diga nada, porque para decir símplemente que tienes un desequilibrio en unas sustancias químicas en el cerebro, mejor no abrir la boca.

11 comentarios:

pere dijo...

'En el principio fue el verbo' ... en la primera edición del DSM se decía que su objetivo era 'proporcionar un lenguage común' entre profesionales (para entenderse sin necesidad de una larga descripción).
Parece que esas denominaciones han adquirido entidad nosológica disponiendo solo de una comprensión muy limitada del fenómeno al que denotan y sin necesidad de conocerse su etiología.
En mi opinión (no profesional, por cierto) el error fundamental es creer que quien manifiesta los síntomas descritos como alguna esquizofrenia es esquizofrénico. Independientemente de como se le diga al afectado.
Saludos,

auluine dijo...

¿Y la importancia de explicar que se trata de un desequilibrio en unas sustancias químicas en el cerebro? El paciente habrá de preguntarse en algún momento si lo que le ocurre puede ser genético. Si no duda en ningún momento por miedo a enfadar a los que no quieren saber nada de biología o genética, eso no le ayudará cuando se enfrente a la dura realidad de sus problemas.

Contrapsicología Salamanca dijo...

Auluine, ¿En qué casos se sabe que lo que se tiene es genético? ¿En qué porcentaje la causa es genética? ¿El factor precipitante del cuadro de lo que sea es genético? Si la respuesta a esta última pregunta es "no", es decir, que el brote psicótico se da en un momento de estrés (y se concluye que la causa es ese estrés), o por el consumo de alguna droga (y se concluye que la causa es esa droga), la predisposición genética es una excusa para no afrontar la realidad, y es que la realidad en la que vivimos ayuda a enfermar, y la realidad de que las pastillas, hoy por hoy, y al ritmo que vamos, nunca, curan ni curarán.
El paciente se hace muchas preguntas, y la respuesta del profesional debe tener varias cualidades: Debe ser sincera, y debe ser la que más ayude al paciente. Un "no conocemos la etiología de lo que te pasa pero existen ciertos hábitos que van a ayudarte a estar mejor" es una buena respuesta para casi todas estas cosas. Esta es mi opinión, claro.

auluine dijo...

Si el brote psicótico se da por el consumo de alguna droga, el DSM también tiene una sección de trastornos relacionados con el consumo de sustancias.

Los primeros segundos de hacer ejercicio, el cuerpo produce adenosin trifosfato. Luego obtiene el combustible del glucógeno. Después de las grasas. ¿Esto ha hecho que se caiga algún mito acerca de que el cuerpo tiene un motor fantasmal dentro? ¿Ya no apetece hacer ejercicio?

El cerebro es un órgano más.

Contrapsicología Salamanca dijo...

Si el brote psicótico se da por el consumo de sustancias, depende... si sigues con síntomas psicóticos un mes después, o los síntomas son "excesivos" para la droga consumida, pues eso no vale, según DSM. Eso no quita para que algún psiquiatra yeyé pueda decir que si el primer brote dio cuando alguien se ponía ciego, la sustancia tuviera que ver como precipitante del brote de marras.
Aquí nunca se ha hablado de "cosas fantasmales", y está muy bien saber que el cerebro es un órgano más... te has quedado con una de las partes de la argumentación, y has obviado la otra: Si un brote se da y en el diagnóstico tu tienes como factor precipitante un pico de estrés, la causa es el estrés (¿o volvemos a lo de los psiquiatras yeyés?)... la genética está muy bien, y nadie niega que exista, aunque también existen los hábitos saludables, y los nocivos. Me explico:
Aunque nadie niega la posible predisposición genética al cáncer, fumar tres cajetillas de tabaco al día ayuda bastante. ¿Que no es lo mismo? Claro que no. El cerebro es un órgano mucho más complejo, que funciona a varios niveles, mientras la garganta, en lo que nos atañe, funciona a un nivel mucho más "mecánico", hablando en términos de esos que tanto gustan a alguna gente, la garganta nunca tendrá problemas de "software". Y resulta que el "software" cerebral es suficientemente complicado como para que no lo entendamos, y resulta que funcionamos con relaciones de conceptos, la mayoría de nosotros (por no decir todos) con lenguaje, y resulta que el lenguaje y los significados, y lo simbólico, tienen mucho que ver con lo que vivimos por dentro, con lo mental, y resulta que las experiencias y esas relaciones de conceptos que realizamos, tanto automáticamente, como las que hacemos con algo que parece que los filósofos llamaron "voluntad", pero que no en necesario como concepto en lo que nos atañe aquí, modifican el "cableado" ese dichoso. No en vano el conductismo ese que tan científico es y tan de moda estuvo, era tan "ambientalista".
Yo no niego que no sepa la etiología de muchos de los diferentes tipos de sufrimiento psíquico, estoy abierto a que me demuestren el origen cerebral de la psicosis, igual que a la gente que me precedió le demostraron el origen biológico de la epilepsia (la cual fue sacada del campo de la psiquiatría inmediatamente).
Extenderse aquí en estas discusiones me parece un poco pérdida de tiempo (lo digo por experiencia, no porque no quiera debatir), sobre todo porque acabo leyéndome artículos que me envían como la repera, diciendo que son cosas que demuestran que el que lo escribe tiene razón (pocos autores escriben lo contrario), y encontrándome yo que quien discute conmigo no se preocupa de mirar la contraparte, es decir, que ni se mira las lecturas que se proponen desde aquí. Como no me gusta prejuzgar, sí que te digo que te sientas libre de exponer lo que quieras, pero por favor, estas polémicas requieren una argumentación nueva (ojo, estoy evitando repetir enlaces y referencias a artículos que hay desperdigados por el blog... aunque a lo mejor me despisto y no los puse).

Contrapsicología Salamanca dijo...

Mejor ceñirnos al tema original, que es cómo se hace el diagnóstico.

Contrapsicología Salamanca dijo...

Por cierto, se me olvidaba: Si quieres leer, pide referencias sobre cualquier tema, aunque como digo y puedes comprobar, las entradas como esta, que no contienen las referencias (y en las que me preocupo de poner que son opiniones, aunque sea símplemente por no andar buscando de nuevo en la bibliografía), son excepcionales.
Si además, das algún tipo de referencia sobre tu relación con la salud mental, es más fácil. No todo el mundo lee las mismas cosas... vamos que si eres profesor de alguna universidad, te interesarán unos artículos y podrás presentar otros como réplica, diferentes de si eres "profesional" o usuario.

auluine dijo...

Pero no se puede rayar al paciente. Contraponer el adenosin trifosfato y el glucógeno con el ejercicio. ¿O sí? Como si una cosa se opusiera a la otra. O poner la genética en un lado y los hábitos en otro lado. Una cosa es la conferencia de antipsiquiatría, el marketing para proteger intereses, hablar de hábitos por un lado y conductismo por otro. ¿Por qué es mejor no abrir la boca por miedo a enfadar a los responsabilizadores y no hablar libremente de sustancias químicas en el cerebro? La gente del querer es poder no estará al lado del paciente cuando descubra que no puede, le abandonarán.

Contrapsicología Salamanca dijo...

¿Qué intereses? El error está en decir que los que hablamos del ejercicio negamos el adenosin trifosfato, por utilizar tus términos, pero lo cierto es que lo que parece es que la contraparte ve las agujetas musculares, por las microrroturas fibrilares después de hacer un sobreesfuerzo, como una patología del músculo, cuando éste está funcionando perfectamente. Es más, me atrevería a decir que incluso a veces se podría hacer el paralelismo con las teorías que hablaban del ácido láctico, teoría que sin estar demostrada ha copado bibliografía médica durante años.
No sé que intereses protejo cuando hablo de antipsiquiatría, o cuando propongo alternativas al sistema de salud mental, creo que los de la mayoría, ya que todos somos "pacientes" en potencia.
Como ya he dicho, hablar de sustancias químicas en el cerebro me parece evitar el asunto que atañe al diagnóstico. Las sustancias químicas pueden ser causa o efecto, y hablar de sustancias químicas sirve, en general, para abandonar a la persona, condenándola a tomar pastillas sin afrontar, si se puede, la realidad.
Aquí nadie habla de "querer es poder", si quieres hacer una ponencia en la línea editorial del blog para que la publiquemos, o crear el tuyo propio, en nuestra línea o para defender el que se drogue a cada vez más gente, que los laboratorios ganen pingües cantidades de dinero con "enfermedades" que hace unos años no existían (si tienes acceso te recomiendo leer el último número de la revista Prolepsis, editada por el Colegio de Psicólogos de Castilla y León, que habla sobre el DSM-V), yo encantado. Lo que no me está gustando nada es el que ahora empieces a etiquetar nuestra forma de pensar y de ser frente a las personas con sufrimiento psíquico que se nos cruzan. Cuando hables de los intereses que nos mueven di cuáles son, porque si no, va a dar la sensación de que a tu discurso le envuelve una especie de atmósfera delirante. Por nuestra parte, cuando decimos que al discurso que pareces defender, le empujan sucios intereses, lo argumentamos con ciertas percepciones que tenemos, no sólo nosotros, tanto de las estadísticas de los beneficios de los laboratorios con los psicofármacos, como con las prácticas de los visitadores médicos, y los circos que hemos visto en algunos congresos en los que se reúnen los psiquiatras.
En serio, ábrenos los ojos a ver qué intereses defendemos, a lo mejor estamos tan ciegos que no vemos quién nos puede estar utilizando... porque esto no se escribe desde una base secreta en una isla perdida del pacífico donde se reúne el cónclave del mal.

auluine dijo...

Entonces como hay agujetas, ya no se puede hablar de adenosin trifosfato ni de glucógeno ni de carbohidratos. Se dirá que se haga ejercicio, pero no se hablará de proteínas ni de lípidos. Y al paciente le dirán que lo suyo se cura con unos habitos como si el trastorno de personalidad se curara cepillándose los dientes.Pero a la conferencia de antipsiquiatría no le importará, ¿no?Por supuesto ni siquiera explicarán lo que son los hábitos.

Contrapsicología Salamanca dijo...

Respuesta tangencial. Un trastorno de personalidad no se cura porque no es una enfermedad, y justamente los trastornos de personalidad son de esas cosas que se aprenden, por definición. Revisa tus apuntes. No merece la pena que diga más al respecto. Si lo que quieres es trollear, puedes hacerlo con estilo o puedes hacerlo así. Yo te recomiendo documentarte y leer un poco más antes de venir aquí (y sé las bobadas que has dicho en otros sitios, comparando el risperdal con el frenadol, entre otras perlas) a decir bobadas, porque en cuanto la sensación de pérdida de tiempo sea más grande que las ganas de que esto sea un foro de debate, empezaré a moderar los comentarios que no digan nada, o que no estén ligeramente basados en el tema o en bibliografía. Vamos, que o hablas del diagnóstico, por ejemplo si crees que es mejor diagnosticar por síntomas, por síndromes, o por el medicamenmto que te gustaría que te obligen a tomar cuando tengas tal patología, o a lo mejor tu comentario no aparece. Un saludo.